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Para la comunidad camboyana-vietnamita, la vida en Camboya ha estado llena de dificultades, persecución e incluso genocidio. Durante décadas, se les ha tachado de nacionalistas de extrema derecha e incluso de ser agentes secretos de Vietnam que intentan socavar la solidaridad de la nación. Aún así, los vietnamitas que consideran a Camboya su hogar no quieren abandonarla, incluso aunque pudieran.
Los funcionarios del Ministerio del Interior de Camboya llegaron a la aldea de Pak Nam en 2016. La comunidad agrícola se localiza en una pronunciada curva de la frontera camboyana-vietnamita en la provincia de Kandal (Camboya), está próxima a la llanura aluvial del río Mekong y comparte similitudes con las demás aldeas de la zona. Desde ese lado de la frontera, se puede divisar una hilera de sencillas casas de madera, que se alzan sobre la colina y se expanden por toda la carretera principal. En la parte posterior, se vislumbran los campos de maíz, pimientos chili y arroz.
Sin embargo, Pak Nam es el hogar, casi exclusivo, de los descendientes de emigrantes vietnamitas a lo que hoy es Camboya. Muchos de ellos sobrevivieron al genocidio de los Jemeres Rojos, entre 1975 y 1979. Las [Extraordinary Chambers in the Courts of Cambodia] Cámaras Extraordinarias en las Cortes de Camboya (ECCC, por sus siglas en inglés) declararon culpables a los dos supervivientes y altos dirigentes de los Jemeres Rojos, Samphan y Nuon Chea. Según la sentencia de marzo, se les acusó de genocidio (pendiente de apelación), de cometer crímenes contra la humanidad y de violar gravemente los Convenios de Ginebra de 1949.
Finalmente, casi 40 años después de la expulsión y asesinato de los vietnamitas y de otros grupos étnicos, se están juzgando estas acciones como genocidio. La decisión del tribunal supone un paso crítico para lidiar con el pasado, sin embargo, los vietnamitas todavía se enfrentan a las dificultades y a la discriminación en la Camboya moderna, aunque muchos de ellos nacieron en este país.
Las autoridades camboyanas que llegaron a Pak Nam en 2016 recopilaron cualquier papeleo y documentos de las familias camboyanas-vietnamitas que constituían o sugerían la ciudadanía camboyana: tarjetas de identificación que usan en las elecciones, libros de familia oficiales que los camboyanos utilizan para registrar los nacimientos, defunciones y matrimonios y, para algunos pocos afortunados, certificados de nacimiento que les permitieron acceder a los servicios y a la ciudadanía en Camboya. Esta compilación de documentos se llevó a cabo por todo el país.
“Se llevaron toda la documentación camboyana en 2016, incluyendo nuestro libro de familia, las tarjetas de identificación de mis padres y nuestras tarjetas de registro de votos. Estábamos decepcionados, pero no había nada que pudiéramos hacer. No nos sentimos acogidos en Camboya, fue algo sorprendente”, recordaba un residente de Pak Nam llamado Tho. Por motivos de seguridad, solo hemos utilizado los primeros nombres de los residentes de Pak Nam para proteger su identidad.
Los habitantes de Pak Nam recogiendo chile. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Una mujer que lleva un sombrero para el sol de estilo vietnamita descansa de la cosecha de chile en el pueblo de Pak Nam. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Camboya cambió los derechos a la ciudadanía por nacimiento en 1996 para incluir solo a los niños nacidos de padres extranjeros que residan de forma legal en el país. Esto se aplica a los recién nacidos tras la aplicación de la reforma legislativa sobre la nacionalidad el 9 de octubre de 1996.
Nacido en el pueblo de padres vietnamitas en 1984, Tho nos explicó el nuevo proceso de registro por el que tuvieron que pasar casi todas las familias en esta zona, cuyos habitantes son mayoritariamente camboyanos-vietnamitas: “Los funcionarios vietnamitas de la embajada vienen cada dos años [sic] junto con el Ministerio del Interior para hacer el papeleo. Firmamos con nuestros nombres y conseguimos la tarjeta de identificación [camboyana] sin tener que pagar nada.”
Esa tasa, señaló mientras mostraba su nueva tarjeta de residencia que le permite viajar por el interior de Camboya, es de 250.000 rieles camboyanos o 60$ estadounidenses por persona (mayor de edad). Tuvo el apoyo de varios habitantes de Pak Nam y de más camboyanos-vietnamitas residentes en otros lugares de Kandal.
“La embajada vietnamita en Camboya paga la tasa [impositiva] a todo el mundo. Sin esta ayuda, sería mucho más difícil vivir, sobre todo para las familias numerosas”, añadió.
El general Khieu Sopheak, portavoz del Ministerio del Interior, confirmó que las autoridades vietnamitas apoyan al ministerio en el proceso de registro para conseguir el estado jurídico oficial de emigrantes.
“Las autoridades de Vietnam siempre han pensado que los vietnamitas que vivan en Camboya deberían ser camboyanos, pero ahora nos están prestando apoyo con este registro de la tarjeta. Estamos felices de trabajar con ellos”, declaró a Global Ground Media.
Sin embargo, el general Sopheak negó conocer cualquier política en la que la embajada vietnamita pagara las tasas de registros.
“No estamos al corriente de esa información”, afirmó.
Explicó que el procedimiento para confiscar los documentos existentes se realizó debido a la falsificación generalizada de documentos que permitió a los no-ciudadanos el acceso a los servicios exclusivos de los residentes legales.
“[Se produjeron] muchas anomalías con certificados y tarjetas de identificación, así que los tuvimos que registrar para que cumplieran las leyes de Camboya. Les pedimos que cambiasen las tarjetas falsas que solían utilizar por unas oficiales”, declaró.
“Las tarjetas de identificación los reconocen como inmigrantes legales en Camboya, lugar en el que deben respetar la ley… Nadie sin tarjeta se considera inmigrante ilegal.”
Ni la embajada de Vietnam en Nom Pen ni el Ministerio de Asuntos Exteriores vietnamita respondió a nuestras peticiones para declarar.
Las tarjetas de residencia, mientras que permiten a las familias vivir y viajar en Camboya de forma legal, no implican la ciudadanía que los certificados de nacimiento si proporcionaban antes de confiscarse. Por tanto, los residentes de origen camboyano-vietnamita pasan a ser personas sin Estado. Legalmente, no son ni ciudadanos camboyanos ni vietnamitas y, además, no tienen pasaportes.
Mientras la Ley de 1996 sobre nacionalidad afirma que los niños nacidos en Camboya y que cuenten con al menos un progenitor que sea ciudadano legal pueden obtener la nacionalidad. Sin embargo, se ha demostrado que es una práctica muy compleja.
La frontera de Camboya con Vietnam aún no está delimitada, lo que representa un punto de contención para el país en medio de los temores a la invasión por parte de los vietnamitas.
La compra de las tierras en la zona camboyana de la frontera por parte de empresas vietnamitas es un ejemplo legal de lo que está sucediendo. Por otro lado, el gobierno de Camboya ha contenido la instalación de nuevos puestos fronterizos en aguas disputadas por la flota vietnamita en 2018, como un intento serio de Vietnam para mover la frontera.
Sin embargo, el desagrado y la desconfianza generalizadas tanto por parte de Vietnam como de los vietnamitas en Camboya van más allá de la frontera compartida. Así lo indicó Sophal Ear, profesor asociado de Diplomacia y Relaciones Internacionales en el Occidental College” de California, tal y como se muestra en el desproporcionado resentimiento contra los vietnamitas comparado con los habitantes tailandeses o laosianos.
“Sinceramente, hay resentimiento contra Tailandia, pero no es ni de cerca tan malo como [en contra] de Vietnam. ¿Y Laos? Olvídalo, no existe [resentimiento] allí,” escribió en un correo electrónico.
El resentimiento tiene muchos más matices que una simple actitud de xenofobia anti-vietnamita. Las comunidades pesqueras y granjeras pobres se llevan la peor parte de la atención pública y de la acción de las autoridades. Sin embargo, a las poblaciones urbanas y ricas camboyanas-vietnamitas suelen dejarlas en paz, ya que intentar meter a todas las etnias vietnamitas en un mismo saco es problemático.
“Existen diferentes tipos de vietnamitas, como los pescadores, las gentes de Nom Pen y muchos más. Es difícil plasmarlo en una obra titulada “Los vietnamitas en Camboya”,” explicó Ear. Además, añadió que, “de hecho, aquellas mujeres que contrajeron matrimonio con generales y oficiales están en muy buena posición. Así, ahora existen algunas personas dentro del gobierno de Camboya que […] son de etnia vietnamita, pero que hablan el idioma y que tienen nombres [camboyanos].”
Con tantas comunidades camboyanas-vietnamitas que vivieron durante generaciones en la periferia de la sociedad camboyana, alejadas de los funcionarios y de servicios públicos (y no todos hablaban jemer), conseguir la documentación oficial es un desafío logístico.
Además de esto, los cientos de mieles de personas que huyeron de la violencia y los trastornos de Camboya en la década de los 70 fueron testigos de cómo los registros públicos y la documentación personal se perdía o se destruía. Esto conllevó a la exclusión de muchas familias camboyanas-vietnamitas de la educación académica y de los servicios sanitarios, junto a las posibilidades de empleo limitadas.


Cosecha de chile en Pak Nam. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Los miembros de la comunidad camboyana-vietnamita también fueron incapaces de reclamar la ciudadanía vietnamita a través de la frontera y tuvieron que hacer frente a un acceso limitado de las oportunidades laborales en Vietnam, debido a la falta de la documentación vietnamita, explicó Tho.
“Como no tengo documento de identificación vietnamita, no puedo conseguir un buen trabajo en una fábrica, por lo que solo puedo desempeñar trabajos manuales… No hay problemas para trabajar en Vietnam [en cuanto a trabajos de mano de obra muy duros y pagados en efectivo], tampoco hay hostilidad, aunque la gente me llama inmigrante camboyano, así que nos siguen viendo diferentes”, declaró.
“Es imposible conseguir una identificación vietnamita, porque tienes que tener un certificado de nacimiento de Vietnam.”
Aunque trabaja en Vietnam, sus hijos van a la escuela en Vietnam y el vietnamita es el primer idioma de su familia, Tho sigue pensando que Camboya es su verdadero hogar.
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Article by Anrike Visser.
Editing by Mike Tatarski.
Illustrations by Imad Gebrayel.
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