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La comunidad camboyana-vietnamita que vive a lo largo de la frontera ha sido excluida durante mucho tiempo de la educación académica, la atención sanitaria y el empleo en Camboya. Por tanto, ha tenido que recurrir a Vietnam, en ocasiones, mediante un ferri de corta distancia.
Muchos de los habitantes de Pak Nam no pueden hablar fácilmente en jemer, una situación que es incluso más grave con las generaciones más jóvenes. Las marcas vietnamitas de cerveza, aperitivos y paquetes de café se venden en las tiendas de la zona, los geles y champús que fabrican las marcas vietnamitas se utilizan en la humilde peluquería de la aldea, el alfabeto elegido para las señales, los calendarios y los teléfonos móviles es vietnamita y los televisores y radios están todos sintonizados con estaciones fronterizas.
A cambio de 500 rieles o 3.000 dong (0,12 dólares americanos), los habitantes pueden coger uno de los ferris regulares que navegan durante todo el día por el lago Tonle Bassac, sin pasar ningún control formal en la frontera para poder entrar en Vietnam.
“Yo voy al mercado de Vietnam y cojo la tarjeta de [residencia]. Muchas personas viajan al mercado y puedes ver montones de matrículas con números de Camboya en las motos. No hay ningún mercado cerca de aquí, por lo que tenemos que dirigirnos [al mercado de Vietnam]”. Así lo explicó Shorn, residente en Pak Nam, que se mudó a esta aldea en 1980, después de pasar seis años en Vietnam tras haber sido expulsado de su país de nacimiento, Camboya, por los Jemeres Rojos en 1974.
“Encontramos pequeños trabajos que hacer, cosechamos soja para llegar a fin de mes [en Vietnam], pero en cuanto fue seguro, volvimos a Camboya”, recordó. Mientras que muchas de las familias expulsadas volvieron a Camboya, otras decidieron quedarse en Vietnam, donde se siguen enfrentando a los mismos problemas de apatridia y falta de ciudadanía, como igualmente les ocurriría en Camboya.
“Hablo jemer bien, pero aquí hablo mucho más en vietnamita. Mi hija estudió en Vietnam hasta quinto curso, así que entiende jemer, pero no [lo] habla y eso me entristece mucho,” admitió.
Sin certificados de nacimiento válidos para demostrar la ciudadanía, los niños camboyanos-vietnamitas de Camboya tienen un acceso muy limitado a la educación académica. Además, muchos padres de la comunidad vietnamita de Pak Nam mandan a sus hijos a la escuela y deben pasar cada día por el río hasta llegar a Vietnam.
A pesar de todo, se están realizando esfuerzos para impulsar la oferta educativa en la parte camboyana de la frontera. Un maestro bilingüe, que fue contratado recientemente por la pequeña escuela de la Pagoda en Pak Nam, está impartiendo las primeras clases de jemer para muchos de los niños de esta zona, explicó Chan Sokha, Director Ejecutivo de la ONG [Khmer Community Development] Desarrollo de la Comunidad Jemer o KCD por sus siglas en inglés. Esta organización ha trabajado durante mucho tiempo con los niños de Kandal, provincia fronteriza con Vietnam, para garantizar el acceso de todos a la educación.
“Es muy importante que ambos, los niños jemeres y los de etnia vietnamita, puedan compartir la educación en el sistema escolar jemer. Por medio del aprendizaje conjunto, las dos partes pueden entender las [diferentes] culturas y esto […] reducirá los prejuicios y la discriminación de los niños jemeres hacia los vietnamitas. Si ambos lo comprenden, esto [permitirá] una buena colaboración a [efectos] comerciales o de cualquier otro tipo de desarrollo en la aldea”, declaró.
Un calendario en vietnamita en la pared de la casa de Van y Lai en Pak Nam. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Botellas de cerveza vacías del Sur de Vietnam, esperando ser retornadas a Vietnam para su reutilización. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Una factura de la electricidad camboyana en la pared de una casa de Pak Nam, una de las únicas escrituras jemer que se pueden ver en el pueblo. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Los ferrys transbordadores aceptan las monedas de Camboya y de Vietnam. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Imágenes de la historia del budismo y de escritura jemer y viejos retratos del Primer Ministro camboyano, Hun Sen, y de su mujer Bun Rany, adornan la pequeña pagoda en el pueblo de Pak Nam (esta es la única construcción tradicional camboyana del pueblo). (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
Las escuelas primarias y públicas en los pueblos de Pak Nam y Khan Tang, que cuentan con un gran número de residentes camboyanos-vietnamitas, imparten clases de jemer a los niños. Mientras que las ONG, como KCD, ofrecen apoyo educativo fuera del ámbito de la educación académica. Esta ayuda es la única opción para que muchos niños con poca o ninguna comprensión del lenguaje jemer puedan continuar estudiando en Vietnam.
La elegibilidad es otro asunto, aunque representa una restricción menor cerca de la frontera que en otras áreas, señaló Sokha.
“En las escuelas de enseñanza primaria de Chrery, Pak Nam y Khan Tang Yu, el acceso es un poco más abierto. Se puede acceder a la escuela sin certificados de nacimiento [camboyanos], pero solo pueden hacerlo en la escuela primaria y es un entorno de aprendizaje informal,” añadió.
Esta es la realidad para la mayoría de los estudiantes camboyanos-vietnamitas. Aunque siguen pensando que Camboya es su hogar, terminarán trabajando para empresas vietnamitas o, principalmente, con compañeros que hablen este idioma. Por tanto, convencer a los padres y a los estudiantes sobre la importancia del aprendizaje del jemer es un reto para el equipo KCD, admitió Sokha.
En la actualidad, casi todas las necesidades educativas, sanitarias, laborales y comerciales de los residentes en esta zona fronteriza se satisfacen en Vietnam. En este lugar, hay mucha más población, infraestructuras y servicios más desarrollados.
Según el censo nacional de Camboya 2008 (el demorado censo nacional de 2018 comenzará en marzo de 2019), el 0,54% de los encuestados declararon que el vietnamita era su lengua materna. De los 13,4 millones de camboyanos residentes en aquel momento, esto sugeriría que, al menos, 70.000 personas se identificaron como hablantes de vietnamita.
Camboya cuenta con una población actual de aproximadamente 16 millones de habitantes. Si suponemos que los que se declaran hablantes del vietnamita se han mantenido en un porcentaje similar, esto significaría que, como mínimo, 80.000 residentes hablan este idioma. Además, es muy posible que muchos más eligieran jemer para llamar menos la atención o que, directamente, no se les incluyera en el censo del año 2008.
Para el residente de Pak Nam, Shorn, existe un fuerte deseo de vivir en Camboya.
“Mi padre era de origen camboyano-vietnamita, mi madre era jemer, así que, en mi corazón, soy de las dos nacionalidades,” explicó. A pesar de las demandas legítimas de la ciudadanía camboyana en virtud de la Ley sobre la Nacionalidad, Shorn aún permanece sin ciudadanía y solo tiene su nueva tarjeta de residencia camboyana, que recibió en 2016.
“La vida está bien aquí. Puedo vender mi maíz en Vietnam e ir al mercado para comprar. No tengo ningún problema,” afirmó Shorn.
En el campo de maíz ubicado detrás de su casa, las tumbas de sus padres y de otros familiares, junto con las inscripciones en vietnamita, enfatizan su apego a la tierra.
“No viviría en ningún otro lugar, mis padres están enterrados aquí.”
Cementerio de la familia de Shorn, detrás de su casa en Pak Nam. (Pak Nam, Camboya, 9 de febrero del año 2019)
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Article by Anrike Visser.
Editing by Mike Tatarski.
Illustrations by Imad Gebrayel.
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