Listen to this story (English).
En Asia, el 92% de la población del continente – en torno a cuatro mil millones de personas – respira un aire que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera insalubre. El contaminante ambiental más peligroso, el PM2,5 [partículas en suspensión de menos de 2,5 micras] es una materia fina capaz de alojarse con profundidad en los pulmones y de penetrar en el torrente sanguíneo. El PM2,5 alcanza niveles de insalubridad de forma habitual en las ciudades asiáticas, desde Delhi hasta Pekín y Chiang Mai (Tailandia). El ozono a nivel del suelo, el segundo contaminante más perjudicial para la salud humana, permanece además en las cunetas de las carreteras de las megaciudades, desde Seúl hasta Hong Kong. Las aplicaciones móviles y los sitios web que supervisan la calidad del aire suelen ofrecer advertencias en forma de emojis de máscara o mensajes de “evitar el ejercicio al aire libre” en los peores días.
Existen muchas soluciones para estos problemas, y la concienciación sobre el tema está creciendo. El progreso está en el aire, desde las instalaciones artísticas que filtran el aire en Pekín, hasta los inmensos campos solares de India y las técnicas alternativas a la quema de cultivos que aprenden los lugareños en las zonas rurales de Tailandia. Pero puede ser que esto no se corresponda con la gravedad del problema, y de momento las reformas no han alcanzado una escala global.
Dado que las amplias investigaciones, la presentación de informes y los trabajos de divulgación por parte de grupos como las Naciones Unidas y la OMS han penetrado en casi todos los rincones del mundo, hoy en día la ignorancia ha dejado de ser la norma. Según Bert Fabian, jefe de la Unidad de Movilidad y Calidad del Aire del Medio Ambiente de la ONU para Asia y el Pacífico, los motivos justificados para descuidar la responsabilidad ambiental son cada vez más infrecuentes.
“No creo que deba ser una excusa [decir que] ya que el país se encuentra aún en un bajo nivel de desarrollo económico, no se tienen que establecer metas”, asegura. “Myanmar puede decir ‘adoptaremos esta normativa en tres años’, pero al menos [la normativa] existe, y el sector privado puede comenzar a prepararse para el cambio”.
Los gobiernos de toda Asia están sometidos a una presión creciente para tomar medidas mientras aumentan las evidencias de los efectos negativos para la salud. Las estimaciones de la OMS y el Banco Mundial demuestran que más de mil millones de personas se ven afectadas por enfermedades respiratorias y que más de cuatro millones de muertes al año son atribuibles a la contaminación del aire. La mayoría de estas muertes se producen en países asiáticos con baja media de ingresos. Casi la mitad tienen lugar en India y China, donde más de mil millones de personas respiran altos niveles de partículas y productos químicos que vomitan las fábricas, las centrales eléctricas y los vehículos.
En su informe de impacto global de 2017, el Foro de Enfermedades Respiratorias Internacionales (FIRD), miembro de la OMS, afirma que “el control, la prevención y el tratamiento de las enfermedades respiratorias se encuentran entre las intervenciones de salud más rentables disponibles: [son] la ‘mejor oferta’, en opinión de la OMS. La inversión en salud respiratoria va a reportar múltiples beneficios en longevidad, en días de vida saludables y en economías nacionales”.
Por un lado, la globalización podría aumentar la exigencia de responsabilidades y el intercambio de soluciones en este campo, pero por otro lado la globalización es el núcleo del problema. En un mundo donde los productos fabricados en China se transportan a los Estados Unidos, los alimentos cultivados en Australia se comen en Hong Kong, y los desechos generados en los Estados Unidos se envían de vuelta a Asia para ser reciclados, las fronteras de la responsabilidad se desdibujan.
El aire que respiramos no es una excepción. El polvo que procede de los desiertos del oeste de China lo respiran los habitantes de de Seúl, mientras que la contaminación de las ciudades indias oscurece la nieve del Himalaya nepalés con carbono negro, lo cual provoca un deshielo prematuro que genera una nueva serie de problemas río abajo.
Corea del Sur: Purificadores, máscaras, apps y ansiedad
En Corea del Sur, donde casi el 50% de las partículas en el aire se pueden rastrear hasta China, mucha gente recurre a medidas preventivas personales como las máscaras y los purificadores de aire, que proporcionan un alivio físico y mental inmediato.
Sin embargo, las fuentes locales de contaminación siguen siendo una preocupación importante. El aire de Corea del Sur es el segundo más contaminado de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por detrás de Chile. Las industrias del acero y del cemento del país, junto con las centrales eléctricas de carbón, son las principales fuentes nacionales de contaminación en Corea del Sur.
La investigación indica que el surcoreano medio está muy preocupado por la contaminación del aire. En un estudio de 2017 realizado por el Instituto de Salud y Asuntos Sociales de Corea, afín al gobierno, los surcoreanos identificaron la contaminación del aire como su preocupación principal, por encima de su inestable vecino del norte, de las armas nucleares o del envejecimiento demográfico.
En una encuesta más reciente de 2018 realizada por el Ministerio del Medio Ambiente, el 97% de los encuestados dijo que la contaminación del aire les había afectado negativamente, mientras que el 60% lo identificó como un problema “grave” y otro 30% como “extremadamente grave”.
Derek Fichtner – profesor universitario que se mudó a Corea del Sur desde los Estados Unidos en 2002 – abrió un blog y un grupo de Facebook llamado Clean Air Korea para promover conversaciones orientadas a solucionar la contaminación ambiental local. El grupo cuenta ya con más de 3.200 miembros y registra un promedio de 10 publicaciones diarias, que van desde consejos de bricolaje sobre filtros de aire hasta preguntas sobre cómo ajustarse la máscara y aplicaciones para móvil sobre la calidad del aire.
Fichtner empezó a interesarse por abrir un diálogo sobre el tema tras fracasar sus múltiples intentos iniciales para protegerse de los contaminantes atmosféricos. Al mudarse a Seúl compró un purificador de aire ionizante, que según él era muy popular en aquel momento. Unos meses más tarde, cuando terminó con neumonía, Fichtner conoció los efectos negativos de los purificadores de aire ionizantes. Se sabe que los aparatos emiten gas ozono, lo cual puede causar una serie de problemas como irritación de garganta, tos, dolor en el pecho, falta de aire y un mayor riesgo de infecciones respiratorias como la neumonía.
En 2011, Fichtner y su esposa adquirieron otro popular electrodoméstico concebido para mejorar el aire en interiores, un humidificador que dispersa sustancias químicas para a matar el moho. En esta ocasión, su esposa no tardó en enfermar de forma violenta. “Tosía mucho, hasta el punto de que se rompió una costilla”, recuerda Fichtner. Esta vez descubrió que los productos químicos de su aparato estaban relacionados con enfermedades respiratorias en toda Corea del Sur, incluyendo unos 100 fallecimientos.
“Con los años, al tratar de hacer que mi aire fuese más limpio, lo empeoré y me puse más enfermo, y mi familia [se puso] más enferma”, dice Fichtner.
Equipar adecuadamente el hogar medio de Corea del Sur con sistemas de filtración de aire de alta calidad puede costar alrededor de 1000 dólares, según Fichtner y el grupo de Facebook Clean Air Korea. Como profesor de tecnología, ha compartido vídeos de construcción de filtros caseros utilizando materiales que cuestan alrededor de 100 dólares con el grupo [de Facebook] .
El enfoque de Hong Kong: ¿Pragmatismo gradual, o jugar sobre seguro?
La sensibilización y el conocimiento sobre la calidad del aire no son tan firmes en ningún sitio como en Corea. Por ejemplo, en Hong Kong la percepción es relativamente baja en comparación con otras ciudades asiáticas de altos ingresos como Seúl o Shangai. En una encuesta realizada en 2018 por World Green Organisation entre 500 residentes de Hong Kong, el 75% consideraba que la contaminación del aire era un problema, pero solo el 13% se mostró dispuesto a llevar máscara o a usar purificadores de aire domésticos en días de contaminación.
La calidad del aire varía enormemente en Hong Hong. Una semana que empieza con sol y cielo azul termina a menudo con una espesa neblina gris que se cierne sobre la ciudad. En los días de mayor contaminación, no hay una sola lectura de los 13 medidores de calidad del aire del territorio – desde la frondosa península de Sai Kung hasta la zona de rentas medias – que se mantenga por debajo de los niveles de alerta naranja o roja, lo que se traduce en altos niveles de PM2,5 y de ozono al nivel del suelo.
Estas fluctuaciones son motivo de polémica para algunos. Patrick Fung, director de la ONG de Hong Kong Red de Aire Limpio (CAN) dice que esto ayuda al gobierno a repartir responsabilidades, atribuyendo los picos repentinos en PM2,5 a “fuerzas incontrolables” como el clima altamente cambiante y el incremento de la producción de las fábricas en la frontera de la China continental.
Fung dice que, durante años, el gobierno local ha utilizado la alta contaminación del aire de la región como excusa para marcar objetivos poco ambiciosos, que se asemejan más a las predicciones que a una llamada a la acción. Insatisfecho con los objetivos más recientes del Departamento de Protección Ambiental para PM2,5, Fung quiere ver unas metas más ambiciosas que eleven a Hong Kong a los estándares de la OMS más pronto que tarde. “¿Por qué no asignar más recursos, más voluntad política, y el músculo necesario para forzar que esto suceda?”, se pregunta Fung.
Una solución local que parece estar en camino es el endurecimiento de los requisitos para el acceso de buques mercantes en aguas de Hong Kong. A pesar de la creencia popular de que la mayor parte de la contaminación de Hong Kong llega desde la frontera del sur de China, el sector del transporte marítimo es el principal contaminante de la ciudad. El puerto de Kwai Chung, a 15 minutos del centro en autobús, es el quinto puerto con mayor tráfico del mundo, con más de 300 buques de carga por semana. El cercano puerto de Shenzhen es el tercero más activo a nivel mundial.
El gobierno de Hong Kong calcula que el requerimiento de 2015 – para que todos los barcos se pasasen al combustible bajo en azufre mientras permanezcan en el muelle – redujo las emisiones del transporte marítimo entre un 30% y un 50% en aquel año.
De 2014 a 2018, las cantidades de dióxido de azufre disminuyeron en un 45%, mientras que los niveles de dióxido de nitrógeno y PM2,5 bajaron aproximadamente un 20%.
Tras el éxito de las normas de atraque de 2015, el gobierno promulgó a principios de 2019 la regulación más estricta de “combustible para buques”, que exige a todos los navíos el uso de combustibles con bajo contenido de azufre, o bien gas natural licuado, mientras operan en aguas de Hong Kong.
El enfoque pragmático de Hong Kong ha producido resultados favorables de forma ocasional, pero Fung asegura que mientras la ciudad no aplique planes más duros – como poner en funcionamiento peajes electrónicos en las carreteras para abordar sus persistentes problemas con el ozono -, los contaminantes van a seguir afectando gravemente a la población.
India: Afrontar la emergencia desde todos los ángulos
Como nación, India está invirtiendo en serio para resolver sus graves problemas de contaminación atmosférica. El gobierno predice que el gasto medioambiental llegará hasta los 2,5 billones de dólares en 2030 para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, muchos de los cuales abordan directamente la contaminación del aire.
Las respuestas y las soluciones al problema de la contaminación atmosférica son muy variadas en toda India, desde la instalación de extensas granjas solares y la reivindicación de espacios verdes en Bombay, hasta las restricciones de tráfico basadas en matrículas pares e impares o la prohibición de cualquier plástico de un solo uso en la capital de la nación.
En 2018, un estudio de Greenpeace y Air Visual reveló que siete de las diez ciudades más contaminadas del mundo estaban en India. Delhi, la ciudad más poblada del país, donde habitan más de 20 millones de personas, registró un “insalubre” promedio anual de PM2,5 de 113,5 microgramos por metro cúbico. En general, el aire se considera saludable por debajo de 25 microgramos por metro cúbico.
Aunque la situación actual pueda parecer grave, los funcionarios indios están marcando objetivos ambiciosos, muchos de los cuales están en vías de alcanzar.
Aproximadamente el 50% de la población de India tiene menos de 25 años, lo que algunos expertos en la materia interpretan positivamente como una población “abierta al cambio”. Las áreas abandonadas durante las últimas décadas de rápido desarrollo son a menudo el terreno más fértil para aplicar las infraestructuras sostenibles.
El Centro de Investigación y Educación Ambiental (CERE), una ONG con sede en Bombay, aprovecha las oportunidades en estos espacios instalando sistemas solares en los techos de las escuelas y emprendiendo proyectos de reforestación urbana en ciudades donde las promotoras inmobiliarias han arrancado miles de árboles.
El Dr. Rashneh Pardiwala, ecologista que dirige el CERE, afirma que las localidades rurales que se están equipando con paneles solares no tienen por lo general una infraestructura de energía preexistente. “Es mucho más sencillo cuando la pregunta no es ‘¿queremos cambiarnos a la energía solar?’ sino la de ‘¿queremos electricidad? “, asegura Pardiwala.
Con 300 días de sol al año aproximadamente, India está incorporando plenamente la energía solar como antídoto contra los problemas causados por décadas de dependencia de los combustibles fósiles, incluido el problema de la contaminación del aire.
Por primera vez en la historia de India, la energía solar ya es más asequible que el carbón. Según un informe provisional de 2018 del Ministerio de Energías Nuevas y Renovables (MNRE), la capacidad solar se multiplicó por ocho entre 2014 y 2018. Además, el ministerio predice que para 2022 la capacidad de energía solar superará la meta establecida de 110.000 gigavatios para ese año.
Un informe de 2017 del Instituto de Análisis Económico y Financiero de la Energía (IEEFA) afirma que el impuesto al carbón en India – que recaudó 2,7 miles de millones de dólares en 2015 – ha sido esencial para financiar proyectos de energía sostenible por todo el país, y que aliviará a largo plazo la contaminación atmosférica producida por la industria del carbón.
La predisposición de la nación para plantar árboles se ha convertido en una impresionante reacción popular contra la contaminación del aire y el cambio climático. En 2017, India estableció un récord mundial cuando un millón y medio de voluntarios del estado de Madhya Pradesh plantaron 66 millones de árboles a lo largo del río Narmada en 12 horas.
Sin embargo Paridwala afirma que, mientras la calidad del aire empeora para mucha gente, la apatía frente a la contaminación se está convirtiendo en algo tan común en India como en cualquier otro sitio. Uno de los objetivos de CERE es poner freno a esta sensación, ayudando a la gente a desarrollar el sentido de la responsabilidad por medio de programas educativos y comunitarios.
“Da la sensación de que el problema es demasiado grande. Entonces, ¿qué puede hacer un individuo?”, explica Paridwala. “Creo que los ciudadanos particulares se sienten incapaces de tomar medidas, pero deben darse cuenta de que las comunidades necesitan unirse. Es posible que un individuo no pueda resolver el problema, pero si una comunidad se une, creo de verdad que podemos hacerlo ”.
Tailandia: Soluciones creadas a escala
Otras comunidades rurales de toda Asia se han unido para apoyar soluciones contra la contaminación atmosférica local por una razón que no requiere explicaciones: el beneficio económico.
En las montañas de Chiang Mai, una ONG llamada Warm Heart (Corazón Cálido), fundada por el Dr. Michael Shafer y su esposa Evelind Schecter, está ayudando a las comunidades agrícolas a mejorar su aire enseñándoles a producir biochar (biocarbón), un material versátil, similar al carbón – que se puede usar para abonar terrenos esquilmados, como combustible para cocinar sin humo, o como suministro de energía industrial – e incentivar los resultados con dinero en efectivo.
Cada primavera, la quema anual de rastrojos en el norte de Tailandia invade el aire de la montaña con un humo espeso que es perjudicial para la salud general en la región, para la esperanza de vida y para el turismo. Este año, el aire de Chiang Mai ha sido el más contaminado del mundo durante un incendio forestal, consecuencia habitual de la quema de rastrojos. Tras la cosecha del maíz, los miembros de la comunidad con capacidad para trabajar se dirigen al sur en tropel durante la temporada baja para encontrar un empleo más rentable, dejando a los agricultores con más trabajo del que pueden realizar. Como era de esperar, los campesino – a menudo gente mayor – prefieren quemar el rastrojo de maíz que llena sus campos antes que recoger los afilados restos bajo un sol abrasador.
Warm Heart ha establecido un sistema cooperativo de voluntariado que permite a los agricultores optar por su programa de biocarbón. Shafer y su equipo enseñan a los granjeros a recolectar el rastrojo de sus campos y convertirlo en biochar.
Shafer no intenta cambiar la mentalidad de la gente ni de las futuras generaciones sobre el cambio climático. En lugar de eso se centra en los beneficios prácticos que van a marcar la diferencia de forma inmediata y perceptible en las comunidades agrícolas.
“Nuestro objetivo es conseguir que ‘no quemar’ sea más rentable que la quema”, dice Shafer. “En concreto, queremos hacer que el biocarbón sea más rentable que la quema [de rastrojos]. Por eso, en lugar de dar conferencias, les dijimos que si lo hacían les pagaríamos. Nos hicieron 15.000 bolsas de biocarbón”.
Shafer, que se define a sí mismo como realista, cree que el cambio climático y la contaminación atmosférica son preocupaciones lejanas para los campesinos que trabajan en niveles de subsistencia. Con la creación del prototipo de cooperativa de biocarbón en Mae Chaem, Shafer y la ONG Warm Heart esperan hacer crecer su modelo por imitación, más que por intervención.
“El modelo de empresa social de biocarbón está diseñado para ser imitado”, dice. “Es pequeño, barato y flexible. Cualquier aldea en cualquier parte del mundo en desarrollo debería ser capaz de adaptarse para encajar”.
A escala: El enfoque ambicioso y autoritario de China
En China, las soluciones como el biocarbón tienen la ventaja de la financiación gubernamental, lo que facilita un avance más rápido y a mayor escala. Sin embargo, las regulaciones radicales añadidas, tan típicas de la política gubernamental china, a veces se adelantan a las alternativas sobre el terreno de las personas interesadas.
Durante los últimos inviernos, los ateridos campesinos de las provincias del norte fueron noticia cuando el gobierno rescindió su prohibición de quemar carbón en áreas donde la demanda de gas superase con creces al suministro.
Judith Shapiro, experta en desarrollo sostenible y autora del libro “Desafíos ambientales de China“, califica la obsesión con los objetivos como algo “susceptible de distorsión”.
Aunque las campañas de represión del gobierno resultan eficaces en cierto sentido, Shapiro afirma que “existe una fuerte tendencia a trasladar el daño ambiental a las poblaciones más vulnerables de las zonas rurales, en el oeste de China e incluso en el extranjero, en lugar de abordar los problemas desde su raíz”. Por eso, mientras el aire mejora en las ciudades orientales más ricas como Pekín y Shanghái, a cientos de kilómetros al oeste las poblaciones rurales continúan sintiendo los efectos de los “atajos de producción y el uso prolongado de materiales tóxicos condenados a resultar obsoletos”.
En un intento por elevar la exigencia de responsabilidades, el gobierno central de China anima a la gente a denunciar ante las autoridades a los contaminadores ilegales. El profesor Yuan Xu, líder del Programa de Política y Gestión Ambiental de la Universidad China de Hong Kong, dice que estas denuncias son tan numerosas que las autoridades locales – con las que Xu trabaja en el este de China – afirman dedicar más del 60% de su tiempo a investigarlos.
Los críticos de este sistema, incluido Xu, dudan que esto derive finalmente en un uso provechoso de los recursos: “Por ejemplo, con las centrales eléctricas de carbón, mucha gente cree haber identificado a un contaminante cuando en realidad es vapor de agua. Ellos [el Departamento de Protección Ambiental local] cuentan con recursos limitados, y es un desperdicio gastarlos en inspecciones que no son las adecuadas”.
Xu alberga una mayor esperanza en los enfoques holísticos que hacen uso de tecnologías como la imagen satelital, que se está utilizando ya para detectar la quema de rastrojos.
“Estamos mirando cómo utilizar la tecnología para reformar el sistema actual”, asegura. “Vemos que el gobierno chino está buscando activamente el uso de datos satelitales y de las redes sociales, los censores y otras formas de recopilación de datos para pillar a los contaminadores ilegales y a los líderes del gobierno local que no hagan su trabajo”.
Soluciones regionales en el Hindu Kush
A menudo, incluso las soluciones sencillas que cumplen con su objetivo tardan años en ponerse en marcha. En India – donde el gobierno ordenó la conversión de los hornos de ladrillos más antiguos en hornos de zigzag nuevos y más eficientes para julio de 2018 -, un informe del Centro de Ciencia y Medio Ambiente (CSE) demostró que solamente un tercio de los hornos encuestados en el norte de India había sido reconvertido en la fecha requerida.
Según el informe, la conversión en hornos de zig zag podría reducir las emisiones derivadas de la producción de ladrillos hasta en un 70%, una reducción significativa para una de las industrias más contaminantes de India. Sin embargo, el informe de CSE afirma que solo alrededor del 20% de los hornos convertidos en Delhi son ejemplo de “buena conversión”.
El Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas (ICIMOD), organización intergubernamental centrada en la preservación de los ecosistemas en el Himalaya del Hindu Kush, ha puesto en marcha con éxito las estrategias de conversión de hornos de ladrillos en Nepal desde 2015. A raíz del devastador terremoto de Gorkha en 2015, el científico senior de ambiente atmosférico y gestor de programas del ICIMOD, Arnico Panday, vio una oportunidad entre los escombros de los hornos antiguos.
“Teníamos un período de tiempo limitado para reunir a ingenieros, propietarios de hornos de ladrillos, legisladores gubernamentales y arquitectos para tener una reunión consultiva para diseñar un horno más eficiente, o para reconstruir los hornos de una manera más rentable y mejorar la instalación y el rendimiento de la combustión, explica Panday.
Se decidieron por una versión del horno en zigzag que reduciría el uso de carbón en un 30%, lo que reduciría las emisiones de CO2 y los costes de insumos de los propietarios de los hornos, y reduciría las emisiones de carbono negro y PM2,5 en aproximadamente dos tercios.
“Los primeros propietarios de hornos que trabajaron con nosotros en Katmandú se entusiasmaron mucho con esto, y de hecho lo promovieron entre sus amigos y colegas”, dice Panday, “por lo cual no costó mucho tiempo convertir los 100 hornos del valle de Katmandú”.
El ICIMOD publicó un manual de diseño para enseñar a los propietarios a reconstruir sus hornos rotos para que necesiten menos carbón, para producir menos contaminación, fabricar un mayor porcentaje de ladrillos buenos. La organización continúa trabajando con los propietarios de hornos en Nepal, así como en Pakistán e India, con la esperanza de actualizar todos los hornos de la región de Hindu Kush con diseños más eficientes.
¿Qué es lo que funciona y por qué?
Aunque el enfoque de China pueda ser imperfecto, posee una ambición que a menudo no coincide con la de otros gobiernos asiáticos, ya sea por falta de urgencia o por desorganización, lo que conduce a incumplimientos sin resolver, a objetivos no cumplidos, o a la sensación de impotencia.
La ONU elogia las mejoras realizadas en Pekín y Shanghái. Fabian, de la Unidad de Calidad y Movilidad del Aire de la ONU para Asia y el Pacífico, afirma su esperanza de que los informes – como la documentación de la ONU sobre los largos años de experiencia de Pekín y Shenzhen, ciudades que están reduciendo con éxito los altos niveles de contaminación del aire – circulen como una especie de anteproyecto para otras ciudades asiáticas que estén sufriendo o vayan a sufrir altos niveles de contaminación.
“La experiencia está ahí, la tecnología está ahí”, afirma Panday. “La conclusión es que los gobiernos deben actuar y el sector privado debe actuar”.
El cierre total de las centrales eléctricas de carbón y la sólida inversión en vehículos eléctricos están cambiando rápidamente el aire de China para mejor, aunque algunos analistas como Xu y Shapiro aseguran que existe a largo plazo la seria necesidad de tomar un conjunto consistente de prácticas que tengan en cuenta la demografía y los matices de determinados sectores, en lugar de aplicar un enfoque punitivo estándar para todos.
Las soluciones prácticas diseñadas por organizaciones como ICIMOD, CERE y Warm Heart no dependen de los controles del gobierno ni de las amenazas que se incumplen reiteradamente, ni ponen la carga sobre los que trabajan para mantener un nivel de vida modesto de la única forma que saben. Sus soluciones ofrecen una alternativa que es beneficiosa para todos los agentes involucrados directamente, y para el medio ambiente.
Probablemente, muchas ciudades y gobiernos de Asia podrían aprender de los informes de la ONU sobre la limpieza de 20 años liderada por el gobierno de Pekín, pero también hay mucho que aprender de los actores más pequeños, como las comunidades, la gente de buen corazón abierta a escuchar, por un aire limpio y un futuro más brillante.
—
Article by Viola Gaskell.
Editing by Mike Tatarski and Anrike Visser.
Illustrations by Imad Gebrayel.
Global Ground is investigative, independent journalism. We’re ad-free and don’t sell your personal data, so we mainly depend on donations to survive.
If you like our stories or think press freedom is important, please donate. Press freedom in Asia is under threat, so any support is appreciated.
Thanks in advance,
The Global Ground Team
You must be logged in to post a comment.